martes, 19 de noviembre de 2013

Mercedes Suárez, la primera abogada que ejerció en A Coruña: «El presidente de la Audiencia me insultó cuando juré el cargo»

«Me aprendí la alineación del Athletic de Bilbao para poder hablar con los chicos»

Posee la medalla al mérito colegial y el viernes pasado recibió la de los 50 años 


Fotografía de Paco Rodríguez

Dice que no es la misma desde que perdió a su marido, Manuel Otero Pazos, en mayo del año pasado, pero aún así, continúa en la brecha. El viernes recibió la medalla de los 50 años del Colegio de Abogados de A Coruña y, en el 2012, la del mérito colegial. Es la única mujer que posee ambos galardones en toda la provincia y la primera letrada que ejerció en la ciudad. 

—Así que de jubilarse nada. 
—Nada, nada. Yo siempre dije que me moriría en el despacho trabajando. Además, no sé hacer otra cosa. Llevo cincuenta años detrás de esta mesa. 

—Habrá reducido la cantidad de asuntos que lleva, por lo menos. 
—Los asuntos han bajado en toda España. La crisis es escandalosa y las tasas no favorecieron nada la situación. Llegan los clientes preguntando si pueden pagar a plazos. Me está pasando ahora lo que nunca me había pasado antes. 

—Me imagino que durante este tiempo le habrá pasado de todo. 
—Sí. Justo hace cincuenta años, el presidente de la Audiencia me empezó a insultar cuando, al jurar el cargo, vio que yo era una mujer. Al ser la primera, empezó a decirme: «¡Usted está loca! ¡Dónde se mete!...» 

—Menuda bronca que le echó. 
—Con razón le llamaban Don Martín El terrible. De todas formas, al día siguiente, se dio cuenta de la metedura de pata, porque yo le contesté airada e hizo todo lo posible por suavizar la situación conmigo. 

—Si es que usted tendrá anécdotas por un tubo... 
—Otra muy buena es cuando fui a la cárcel por primera vez. Yo iba a visitar a un cliente. Era la primera mujer abogada que aparecía por allí y el director se escondió detrás de una puerta para verme. Como luego tuvieron que avisarlo para dejarme entrar, me hicieron esperar una hora y media hasta que el hombre salió de su escondite. 

—Afortunadamente, eran otros tiempos. 
—También tuve un juicio de fincas que me salió perfecto y, en cambio, lo perdí. Fue algo que nunca entendí hasta que me enteré de lo que había pasado, en realidad. Años después, el juez confesó que la clienta de la parte contraria había ido a su casa y le dijo: «Eu xa sei que o preito vouno perder, porque a avogada contraria é alta, nova, rubia e guapa». 

—O sea, que el juez tuvo miedo de que su mujer se celase. 
—Eso es. Luego apelé y lo gané. Yo tenía la razón. 

—¿Cuál es el mejor abogado, el que más pleitos gana o el que más pleitos evita? 
—El que más pleitos evita. Yo nunca presenté una demanda sin mandar antes una carta a la parte contraria. Es mi filosofía.

—Por si acaso hay posibilidad de acuerdo. 
—Yo llevo negociando acuerdos desde que empecé a trabajar. 

—Se pleitea de más. 
—Hay asuntos en los que no. 

—¿A quién no defendería nunca? 
—A Franco. 

(Sigue)


Aunque nacida en A Coruña, Mercedes Suárez se crio en Ortigueira, donde cursó sus primeros estudios. «Como era la única chica en clase, me tuve que aprender la alineación del Athletic de Bilbao para poder hablar con mis compañeros, porque solo hablaban de fútbol: Gainzo, Panizo, Zarra... (risas)». 

—A pesar de haber perdido a su marido hace poco, parece feliz. 
—Yo he vivido por y para la profesión. Acabé la carrera en el 63 y ya entré en seguida en el despacho de Iglesias Corral. También fui muy feliz de niña, en Ortigueira, que era una pequeña ciudad en aquella época, con un ambiente cultural tremendo. 

—¿De qué diablo ha hecho más de abogado?
—De los derechos de la mujer. Cuando empecé a ejercer la profesión, se eliminó del código penal que el hombre podía matar a su mujer si la sorprendía en flagrante adulterio. Desde entonces, siempre estuve en la brecha con el tema, dando conferencias, fomentando la concienciación de la sociedad en ese sentido. Suerte que hemos avanzado muchísimo en esta materia. 

—Jurado popular para el caso Asunta, ¿sí o no? 
—Es un tema tan sorprendente que no me atrevo a opinar. Me tiene desconcertada. Se está hablando mucho de ese asunto y los profesionales deben callarse. Si lo llevase yo, estaría muy callada, desde luego. 

—Esta ha sido la semana de la sentencia del «Prestige». 
—No recuerdo un juicio tan importante como ese en la ciudad.