viernes, 22 de marzo de 2013

"Los calendarios de bomberos nos han hecho daño”


Lidia Gómez, bombera
(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el domingo, 17 de marzo del 2013. La foto es de Gustavo Rivas)

"Mucha gente piensa que los bomberos cobramos grandes sueldos, nos pasamos el día jugando al ping pong y mazándonos a pesas para preparar el calendario del próximo año. Y no es así". He aquí la queja unánime que se escucha en el parque de bomberos de Betanzos. En nombre de los dieciocho miembros del equipo, toma la palabra Lidia Gómez Díaz (Betanzos, 1976), una de las dos mujeres bomberas que trabajan en la comarca coruñesa.


_¿Cuánto cobra un bombero?
_Unos mil euros. Y mientras la gente está durmiendo en su cama tranquilamente, nosotros estamos subidos a un tejado o lo que sea que haya que hacer. Además de que muchos festivos los pasamos trabajando. 

_Para que luego les reduzcan a un calendario sexy.
_¡Buf! Es que los calendarios de desnudos de bomberos nos han hecho mucho daño. Es una tristeza. Y lo peor es que la gente se vuelve loca por comprarlos. En nuestro parque no hicimos ninguno y, es más, estamos intentando cambiar ese estereotipo, esa imagen que la opinión pública tiene de nosotros.


_Cuando un bombero está de guardia, ¿reza para que no suene la alarma o lo está deseando?
_¡Lo está deseando! A mí me toca salir muy a menudo, debo de ser gafe. [Interviene un compañero: "En los parques de bomberos suele decirse que si sales mucho eres “nube negra” y si sales poco eres “nube blanca”].


_¿Cuál fue el día que hubo más "nubes negras" alrededor del parque?
_El de aquel accidente con 34 coches implicados en la autovía. Fue en el mes de diciembre del 2005, nos acordamos todos. Había mucha gente atrapada, un vehículo se había caído al vacío, no se veía nada por la niebla y por la carretera seguían pasando coches. También recuerdo el incendio de Puertas Tren, en el polígono del Espíritu Santo. Vinieron tres parques a ayudar. Pero lo peor es cuando hay niños.

_Eso debe de ser lo más difícil de recordar.
_Sí. A uno de mis compañeros le tocó acudir al caso del niño de Paderne. El padre lo metió en una furgoneta y le prendió fuego. Terrible. También es muy duro cuando estás sacando a alguien de un siniestro y se te muere en los brazos. Eso también nos ha pasado, por desgracia. Pero también tienes muchas tonterías.

_¿Cuál es la llamada más peregrina que han recibido?
_Ayer mismo, para ir a coger el mercurio de un termómetro, imagínese. Hay veces que tienes intervenciones absurdas como ir a sacar tres lechuzas de una chimenea, o un guacamayo de un árbol. Una vez, nos llamaron para rescatar una avioneta de aeromodelismo de un eucalipto. A veces nos llaman por cosas así. Pero no siempre. Y hay veces que ni nos llaman.

_¿A qué se refiere?
_Al problema de la duplicidad de servicios, con grumires y protecciones civiles que se ponen el cartel de bomberos. Nosotros somos profesionales, tenemos una formación que nos avala. Y eso que yo empecé en los Grumir, eh.

_Pues dan servicio a diecisiete ayuntamientos. Como para no llamarlos.
_Sí, en total son 900 kilómetros cuadrados de extensión lo que cubrimos. Llegamos incluso a municipios colindantes con Ferrol.

_¿Cuál es el punto más lejos al que tienen que acudir?
_A Curtis. Tardamos 23 minutos en llegar. Y luego hay alguna granja por ahí a la que nos llevaría llegar una media hora.

_¿Le ha tocado acudir a algún desahucio? ¿Se negaría a actuar como hizo el bombero de A Coruña en el caso de Aurelia Rey?
_A nosotros no nos ha tocado ningún desahucio, de momento. Yo creo que intentaría no tener que hacerlo. [Puntualiza el cabo: "La situación ahora es que si va por vía judicial, tenemos que cumplir la orden; si va por policía nacional, podemos negarnos"].

_Según un estudio de la Universidad de Chicago, la de bombero es una de las diez profesiones más felices. Está en el segundo puesto, entre los sacerdotes y los fisioterapeutas.
_Conozco ese estudio, sí (risas). Yo creo que aquí somos felices. También es que tenemos muy buen rollo, nos llevamos bien. Pero para mí lo mejor de todo es el poder ayudar a la gente. Te sientes útil, sabes que haces algo que vale la pena. Será por eso que somos felices.
  
_Lidia, ¿con qué ha tenido que lidiar más desde que es bombera?
_Con las bromitas machistas que me sueltan los compañeros de vez en cuando. Pero son solo chistes, afortunadamente. Yo no tengo que lidiar con nada, estoy contentísima. Vengo aquí encantada a trabajar.

_¿Cree que a usted le costó más llegar hasta aquí que a sus compañeros?
_Sí. Y no digo físicamente, porque las pruebas son distintas. Los baremos son diferentes. Para mí fue duro porque creo que la gente sigue siendo machista. Pero estoy orgullosa de haber llegado hasta aquí porque llegué por mis propios méritos. Y no por el hecho de ser mujer.

_¿En qué se nota esa discriminación de la que habla? Póngame un ejemplo.
_Pues por ejemplo, aún hay gente que se me queda mirando o que piensa que yo no hago cosas como conducir el camión de bomberos. Y yo hago todo igual que el resto. Me pasa incluso con gente que me conoce. Me dicen: “Pero ti non levarás o camión, ¿non?”. Por supuesto que sí. Yo creo que sigue habiendo prejuicios hacia la presencia de la mujer en determinados ámbitos.

_¿Siempre quiso ser bombera?
_A mí de pequeña siempre me gustó estar con niños, era medio marimacho, ja, ja... No me gustaban nada las muñecas ni pintarme ni nada de eso. Me tiraba más el fútbol.

_¿Qué le dice su familia?
_Bueno, mi marido también es bombero, tenemos un niño de seis años. Y mis amigas dicen que soy la envidia de todas ellas, porque estoy todo el día con bomberos, duermo con bomberos, etc... Pero yo les digo que son iguales a todos: roncan como todos los demás, ja, ja...